¿Por qué utilizar inodoros secos?
Poco después de que aparecieran los primeros inodoros con cisterna, algunos ya los consideraban una completa aberración:
La «solución» del agua, junto con el drenaje de la red, tendrá que vencer una resistencia considerable. En Francia, a finales del siglo XIX, se suceden los debates entre los partidarios de estas nuevas prácticas y los que las rechazan. Señalan el despilfarro de agua, la increíble contaminación del Sena, que sigue actuando como principal colector, y la pérdida del precioso abono humano para las tierras de cultivo. Tantas razones para oponerse que, 120 años después, siguen siendo de actualidad. (C. Élain, «Un petit coin pour soulager la planète»).
Y aquí estamos, en el siglo XXI, la situación es alarmante:
- La mineralización del nitrógeno y el fósforo por las plantas de tratamiento de aguas residuales asfixia los ríos a través de la eutrofización. Los lodos de estas plantas también contaminan las reservas de aguas subterráneas.
- Consumo excesivo de estas estaciones de alto consumo energético (electricidad, productos químicos, etc.)
- Despilfarro monumental de agua potable para evacuar nuestros excrementos (alrededor del 30% de nuestro consumo de agua en el hogar).
- La pérdida de un material rico que con demasiada frecuencia se subestima está provocando la degradación irreparable de nuestros suelos.
Para mejorar la situación :
Por todas estas razones, adoptar un inodoro biológico ( BLT) significa garantizar un futuro verdaderamente sostenible para nuestro medio ambiente.
De este modo, recuperamos nuestro lugar en el ciclo. Al compostar nuestras heces, devolvemos a la tierra lo que le pedimos prestado. De este modo, ayudamos a insuflar nueva vida a nuestros suelos, tan dañados en las últimas décadas.
Adoptar un inodoro seco también significa asumir la responsabilidad de «tu mierda» en lugar de esconderte de la realidad tirando de la cadena para deshacerte de esa «porquería» lo antes posible, con todas las consecuencias antes mencionadas.
La biomasa fecal humana dista mucho de ser una «cantidad insignificante». El nitrógeno contenido en los residuos humanos representa una masa equivalente al 40% del nitrógeno utilizado en la agricultura en todo el mundo. En el reino animal terrestre (grandes animales), la biomasa humana ocupa el segundo lugar después del ganado vacuno y antes del porcino. Cuando se trata de la gestión sostenible de la biosfera, la destrucción masiva de residuos humanos con el pretexto de la depuración es una forma de suicidio colectivo. En este sentido, el propio principio de depuración de las aguas fecales, sea cual sea el sistema utilizado, es incompatible con el concepto de desarrollo sostenible…
…En resumen, tenemos que reconocer de una vez por todas que nuestras heces no son residuos de los que hay que deshacerse, sino parte integrante del ecosistema que nos sustenta. Nuestros alimentos proceden de la tierra, y nuestros residuos deben volver a ella, pero siguiendo un proceso que debemos conocer para no cometer errores irreparables. Este extracto procede del sitio web de eautarcie, que puede consultarse íntegramente haciendo clic aquí (muy recomendable).